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Oraciones

ORACION A SAN MIGUEL EL ARCÁNGEL

 

+En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo.

 Amen !
 

 

 

Gran y glorioso Príncipe de los Ejércitos Celestiales, San Miguel, el Arcángel, defiéndenos

"Porque para nosotros la lucha no es contra sangre y carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los poderes mundanos de estas tinieblas, contra los espíritus de la maldad en lo celestial." [Efes. 6: 12]. 

Ven y asiste al hombre quien fue creado en Su imagen y quien Él ha redimido de la tiranía del demonio a un gran precio.

 

El Pueblo de Dios os venera como su guardián y protector; a ti el Señor ha confiado las almas de los redimidos para que las dirijas al cielo. Ora, por lo tanto, que el Dios de la Paz, aplaste a satanás  y que ya él no pueda mantener al hombre en cautiverio y hacerle daño a Su Pueblo. Ofrécele nuestras oraciones al Más Alto, que sin demora ellas atraigan Su misericordia sobre nosotros; que Se apodere

"... del dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y satanás, y lo encadenó por mil años, y lo arrojo al abismo que cerró y sobre el cual puso sello para que no sedujese más a las naciones,..." [Apoc. 20: 2-3].

Misericordioso Padre, reconozco y confieso ante ti, que soy un miserable pecador, concebido en pecado y apegado a la iniquidad. He traspasado los mandamientos de tu justa, santa y buena Ley, haciendo lo que me prohíbes, y no haciendo lo que me mandas, y así te he ofendido gravemente no sólo con transgresiones manifiestas. sino también con maldades ocultas. No sólo he pecado en ignorancia debilidad, sino también en arrogancia, los claros contra preceptos de tu Palabra, las reprensiones  de mi conciencia los y esfuerzos de tu Espíritu Santo, de modo que delante de ti no puedo excusar mis pecados. Pero aun así, oh Señor, me acerco al trono de tu gracia, esperando en tu misericordia.   Confío en la suficiencia completa de aquel sacrificio único que tu amado Hijo ofreció por mí   en la cruz, y en la eficacia de esa intercesión que él siempre hace nosotros por ante tu diestra; y en toda humildad te suplico, por amor de él, que me otorgues la remisión completa y gratuita de todos mis pecados. Amén.  

AUMENTA MI FE   Oh todopoderoso y eterno Dios, quien no sólo das toda buena dádiva y "todo don perfecto,   sino que también aumentas esos dones que tú concedes; muy humildemente te suplico que   me aumentes el don de la fe para que yo pueda verdaderamente creer en ti y en tus promesas, y que por ninguna negligencia ni debilidad de la carne, ni por más enorme que sea la tentación, ni por las tramas alevosas o ataques del demonio, sea yo dejado de mi fe en mi bendito Señor y Salvador Jesucristo, a quien contigo y el Espíritu Santo sea la gloria por siglos de los siglos. Amén.  

LIMPIA MI CORAZON Misericordioso Señor Jesucristo, quien, siendo hecho a la semejanza de la carne pecaminosa, llevaste nuestros pecados en tu cuerpo y por tu muerte borraste toda nuestra transgresión y de este modo nos limpiaste de toda de todo corazón te doy gracias porque otra vez maldad y nos hiciste nuevas criaturas aceptables a Dios; quita las manchas con que nos otros por causa de nuestros pecados diariamente empañamos la blancura que de ti hemos obtenido y, al habernos limpiado así, permite que tu gracia nos conserve en esa misma limpieza, para que seamos dignos de ser llamados tuyos, tanto en profesión como en nombre. Señor, límpiame también de mis pecados secretos; por causa de tu amor. Amén.

Ven, Espíritu Santo, penetra en las profundidades de mi alma con tu amor y tu poder.

Arranca las raíces más profundas y ocultas del dolor y del pecado que están enterradas en mí.

Lávalas en la Sangre preciosa de Jesús y aniquila definitivamente toda la ansiedad que traigo dentro de mí, toda amargura, angustia, sufrimiento interior, desgaste emocional, infelicidad, tristeza, ira, desesperación, envidia, odio y venganza, sentimiento de culpa y de autoacusación, deseo de muerte y de fuga de mí mismo, toda opresión del maligno en mi alma, en mi cuerpo y toda insidia que él pone en mi mente.

¡Oh bendito Espíritu Santo! Quema con tu fuego abrasador toda tiniebla instalada dentro de mí, que me consume e impide ser feliz.

Destruye en mí todas las consecuencias de mis pecados y de los pecados de mis antepasados que se manifiestan en mis actitudes, decisiones, temperamento, palabras, vicios.

Libera Señor, toda mi descendencia de la herencia de pecado y rebeldía contra las cosas de Dios que yo mismo le transmití.

¡Ven, Santo Espíritu! ¡Ven en nombre de Jesús! Lávame en la preciosa Sangre de Jesús, purifica todo mi ser, quiebra toda la dureza de mi corazón, destruye todas las barreras de resentimiento, dolor, rencor, egoísmo, maldad, orgullo, soberbia, falta de tolerancia, prejuicios e incredulidad que hay en mí.

Y, en el poder de Jesucristo resucitado, ¡libérame, Señor! ¡Cúrame, Señor! ¡Ten piedad de mí, Señor! ¡Ven, Espíritu Santo!

Hazme resucitar ahora a una nueva vida, plena de tu amor, alegría, paz y plenitud.

Sé que estás haciendo esto en mí ahora y asumo por la fe mi liberación,

cura y salvación en Jesucristo, mi Salvador. ¡Gloria a Ti, mi Dios! ¡Bendito seas para siempre!

¡Alabado seas, oh mi Dios! En nombre de Jesús y por María, nuestra Madre. Amén.

Lucas 1:37, “pues nada hay imposible para Dios.”

Le ordeno a toda maldad que haya sido plantada en mi vida que salga de la raíz, en el nombre de JesúsCristo. 3 veces.

Declaro mi sangre rechaza toda maldad y entidad foránea, en el nombre de JesúsCristo.

Destruyo el asidero y a toda operación de enfermedad sobre mi vida, en el nombre de JesúsCristo. 3 veces.

ORACION PODEROSA PARA CURAR

REZAR DIOS TE SALVE MARIA 1-2-3
(1) PADRE NUESTRO
ORACION MILAGROSA:
SEÑOR TODOPODEROSO, DIOS DE ISRAEL Y PADRE DE MI SEÑOR JESUCRISTO, TU QUE EN EL COMIENZO DE TODO CREASTE EL CIELO Y LA TIERRA Y TODO LO QUE HAY EN ELLA, A TI MI SEÑOR DIOS, DIRIJO MI ORACION, PUES TU ERES MI REFUGIO, MI ESPERANZA Y AYUDA EN TODO MOMENTO ESPECIALMENTE EN MOMENTOS DE ANGUSTIA, EN TI CONFIO MI DIOS CON TODA LA FUERZA DE MI ALMA Y DE MI CORAZON, POR ESO TE PIDO QUE ILUMINES MI ALMA, BENDIGAS Y GUIES MIS CAMINOS Y ME OTORGUES LA GRACIA QUE TANTO DESEO (PETICIÓN: QUE CURES DE LA ENFERMEDAD QUE AQUEJA A …) PARA TI MI DIOS NO HAYA NADA IMPOSIBLE, TU DICES MI DIOS, PIDAN QUE SE LES DARA, BUSQUEN QUE ENCONTARAN. AMEN.
(1 PADRE NUESTRO)

 

Padre Eterno y celestial en nombre de tu muy amado nuestro señor Jesucristo, apelo a ti señor santo, y a la Reina del cielo y de los Ángeles Santa María la Virgen, que nos envié al querido y bien amado San RAFAEL ARCÁNGEL para que me rodee y me envuelva con los Ángeles de la Divina cura. San RAFAEL ARCÁNGEL que dijiste: «Bendecid a Dios todos los días y proclamad sus beneficios. Practicad el bien y no tropezaréis en el mal. Buena es la oración con ayuno, y hacer limosna mejor que atesorar oro» Tu que eres amigo de tus devotos, compañero de los caminantes como lo fuiste con Tobias, maestro de la virtud, protector de la castidad, socorro de los afligidos, medico de los enfermos como cuando curaste a Tobit, auxilio de los perseguidos liberaste a Sara, azote de los demonios ya que encadenaste a Asmodeo en egipto, tesoro riquísimo de los caudales de Dios. Tú eres ángel santo, uno de aquellos siete nobilísimos espíritus que rodean al trono del altísimo.

Te pido humildemente esta caridad y por tu intermedio a Dios tengas a bien elevar, Sanar, proteger y liberar a esta persona (nombre de la persona) que tanto lo necesita, bendice sus medicamentos y a los médicos que los asisten. Confiados en el grande amor que has manifestado a los hombres te suplicamos humildes intercedas por nosotros en esta enfermedad en el nombre del Padre Eterno Adonai y su amado hijo Jesucristo, y con todo el poder del espíritu santo. Amén.

Padre nuestro, ave maría, y gloria.

 

 

E X O R C I S M O

 

En el nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor, fortalecido por la intercesión de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, del Bendito Miguel, el Arcángel, de los Benditos Apóstoles, Pedro y Pablo, y de todos los Santos, confiadamente nos aprestamos a la tarea de repudiar los ataques y engaños del diablo.

 

 

Salmo 67

 

"Dios se levanta; Sus enemigos son desbandados y esos que Lo odian, huyen ante Él.

 

Como el humo es expulsado, ellos son expulsados; como la cera se derrite ante el fuego, también los malvados perecen ante la presencia de Dios."

 

 v. - Contemplad la Cruz del Senor, huyan las bandas de enemigos. Él ha conquistado. El Leon de la tribu de Juda. El retoño de David.

 

 v. - Permite que Tu misericordia, Señor, descienda sobre nosotros. En proporción a nuestra Esperanza y Fé en Ti.

 

 


Nota: "+" indica una bendición que es dada si un sacerdote invoca el Exorcismo. Si un laico lo invoca, entonces la "+" indica el lugar en donde el Signo de la Cruz es hecho silenciosamente por el fiel que este recitando esa sección especifíca.
 

 

 

Te expulsamos de nosotros, quienesquiera que sean, espíritus sucios, todos los poderes satánicos, todos los invasores infernales, todas las legiones malvadas, asambleas y sectas; en el Nombre y por el poder de Nuestro Señor Jesucristo, + que sean extirpados y sacados de entre el Pueblo de Dios y de sus almas hechas a la imagen y semejanza de Dios y redimidas por la Preciosa Sangre del Divino Cordero. + Astuta serpiente, no te atreverás más a engañar a la raza humana, perseguir y atormentar a los elegidos de Dios y cernirlos como si fueran trigo. + El Dios Mas Alto te ordena. + Él, con quien, en tu gran insolencia, todavía reclamas ser su igual...

 

"El cual quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad." [ 1Tim. 2: 4].

 

Dios el Padre te ordena. + Dios el Hijo te ordena. + Dios el Espíritu Santo te ordena.+ Cristo, La Palabra de Dios Encarnada, te ordena; + Él, quién para salvar nuestra raza perdida a consequencia de tu envidia, 

..."se humilló a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte" [Fil. 2: 8].

 

Él quien ha construido Su Pueblo en la Roca firme de Cristo y declarado que las puertas del infierno no triunfarán contra el, porque Él residirá con Su Pueblo;

"Y mirad que Yo con vosotros estoy todos los dias, hasta la consumación del siglo." [S. Mateo 28: 20].

La sagrada Señal de la Cruz te ordena, + como también lo hace el poder de los Misterios de la Fé Cristiana, + La Gloriosa Madre de Dios, La Virgen María, te ordena; + Ella, quién por su humildad y desde el primer momento de Su Inmaculada Concepción, aplastó tu orgullosa cabeza. La Fe de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y los otros Apóstoles te ordenan. + La sangre de los Mártires y la piadosa intercesión de los Santos te ordenan. +

 

Por lo tanto, maldito dragón, y ustedes, legiones diabólicas, ordenamos por el Dios viviente, + por el Dios verdadero, + por el Dios santo, + por el Dios que...

 "...así amó Dios al mundo: hasta dar su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna." [S. Juan 3: 16]; 

...deja de engañar a las criaturas humanas y derramar sobre ellos el veneno de la condenación eterna; deja de dañar a Su Pueblo interferiendo con su libertad. Vete, satanás, inventor y maestro de todas las mentiras, enemigo de la salvación del hombre.

Quítate del camino de Cristo en Quién no has podido encontrar ninguno de tus trabajos; dale su lugar al Santo Pueblo de Dios adquirido por Cristo al precio de Su Sangre. Rebájate por debajo de la toda-poderosa mano de Dios; tiembla y huye cuando invoquemos el Santo y Poderosísimo nombre de Jesus, este Nombre, el cual causa al infierno que tiemble, este nombre al cual las Virtudes, Poderes y Dominios del cielo estan humildemente sometidos, este nombre el cual lo Querubines y Serafines alaban incesantemente repitiendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, el Dios de los Ejércitos.

 

 v. - Oh, Señor, oye mi oración. Permite que mi plegaria llegue hasta ti.

 

v. - Que el Señor este contigo. Y con tu espíritu.

 

Oremos... Dios del cielo, Dios de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Virgenes, Dios que tiene el poder de dar vida después de la muerte y descanso despues del trabajo, porque no hay otro Dios más que Tú y no puede haber otro, porque Tú eres el Creador de todas las cosas, visibles e invisibles, cuyo reinado no tendrá fin, nos postramos humildemente ante tu Gloriosa Majestad y Te rogamos que nos liberes con Tu poder de toda la tiranía de los espíritus infernales, de sus trampas, sus mentiras y su furiosa maldad; propicia, oh, Señor, que se nos otorgue tu poderosa protección y nos mantengas seguro y saludables. Te rogamos en Nombre de Jesucristo nuestro Señor. 

AMEN !

 

 

De las trampas del diablo, libéranos, oh, Señor.

 

Que Tu Pueblo Te pueda servir en Paz y Libertad, Te rogamos que nos oigas, Señor.

 

Que aplastes a todos los enemigos de Tu Pueblo, Te rogamos que nos oigas, Señor.

 

[Agua bendita se salpica en el lugar en donde se pronuncia la oración.]

Exorcismo contra Satanás y los Ángeles rebeldes
Devocionario. 

 

Oración para rechazar los ataques del demonio. 


Por: Publicado por su Santidad León XIII 


 

+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del enemigo. Reprímelo Dios, Te pedimos humildemente, y tú Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno a Satanás y a otros espíritus malignos, que andan por el mundo para la perdición de las almas. Amen." (León XIII).

Venid en auxilio de los hombres que Dios ha hecho a su imagen y semejanza, y que ha sido rescatado a tan alto precio de la tiranía del demonio. Sois vos a quien venera la Iglesia como su guardián y protector, a vos ha confiado el Señor las almas redimidas para introducirlas al Cielo. Rogad al Dios de la paz que aplaste a Satanás bajo nuestros pies a fin de despojarle de todo poder y de perjudicar a la Iglesia. Presenta al Altísimo nuestras oraciones para pedir misericordia y vencer a la antigua serpiente para que no pueda seducir a las naciones.


EXORCISMO:

En el nombre de Jesucristo nuestro Dios y Señor, con la intercesión de la Virgen María, de San Miguel, San Pedro y San Pablo y todos los santos, nos proponemos rechazar los ataques del demonio

Salmo 67 (se rezará de pié)

1 Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros; Selah

2 Para que sea conocido en la tierra tu camino,
En todas las naciones tu salvación.

3 Te alaben los pueblos, oh Dios;
Todos los pueblos te alaben.

4 Alégrense y gócense las naciones,
Porque juzgarás los pueblos con equidad,
Y pastorearás las naciones en la tierra. Selah

5 Te alaben los pueblos, oh Dios;
Todos los pueblos te alaben.

6 La tierra dará su fruto;
Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.

7 Bendíganos Dios,
Y témanlo todos los términos de la tierra.


Huyan de su presencia los que aborrecen a Dios; desvanézcanse como el humo, como la cera se derrite al fuego, así perezcan los pecadores a la vista de Dios. Ved aquí la Cruz del Señor; huid potestades enemigas. León de la tribu de Judá, el vástago de David ha vencido. Tu misericordia, Señor, es con nosotros conforme a la esperanza que en ti tenemos.

Te exorcizamos Espíritu Inmundo, quienquiera que seas, potencia satánica, legión, reunión o secta diabólica. En el nombre de Jesucristo seas arrojado de la Iglesia de Dios, de las almas rescatadas con su Sangre preciosa. No te atreverás a sacudir y cribar como al trigo a los elegidos de Dios + , te lo manda el Dios altísimo + a quien, en tu grande orgullo, pretendes hacerte semejante. Él, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2,4). Te lo manda Dios Padre + , te lo manda Dios Hijo +, te lo manda Dios Espíritu Santo + , te lo manda Cristo, el Verbo eterno de Dios que se hizo carne + , el cual para salvarnos se humilló y se hizo obediente hasta la muerte; ha establecido la Iglesia sobre una piedra sólida y ha prometido que las puertas del infierno no prevalecerán jamás sobre ella. Te lo manda la señal de la Cruz + , y la virtud de los misterios de la fe + . Te lo manda la poderosa Madre de Dios+ , la cual aplastó por su humildad tu cabeza. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de los Santos y Santas.
Dragón maldito y toda la legión diabólica, te conjuramos por el Dios vivo + , por el Dios verdadero + , por el Dios santo + , por el Dios que ha amado tanto al mundo y a cada uno de nosotros, que nos ha dado su Hijo único,. a fin de que los que crean en él no perezcan sino que tengan la vida eterna. Cesa de engañar a las criaturas humanas y de derramar el veneno de la condenación eterna. Cesa de poner obstáculos a la libertad. Vete maestro de todo engaño, enemigo de la salvación de los hombres.
Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye a la invocación hecha por nosotros del santo nombre de Jesús que hace temblar a los infiernos, al cual alaban las potestades y las dominaciones, y que los querubines y serafines alaban diciendo: Santo, Santo, Santo, es el señor de los ejércitos.

V. Señor escucha nuestra oración.
R. Y llegue a ti nuestro clamor.

Dios del Cielo, de la tierra, de los Ángeles y Arcángeles, patriarcas, profetas, apóstoles y mártires, Dios de los confesores y de las vírgenes, Dios que das vida después de la muerte, y el descanso después del trabajo, dígnate librarnos de toda malicia de los espíritus infernales, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

De las asechanzas del demonio, líbranos Señor. Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.

Se rocía con agua bendita el lugar en que se ha rezado.

NOTA: Hay que santiguarse al encontrar la señal de la Cruz +

Magnificat

Glorifica mi alma al Señor y mi espíritu se llena de gozo al contemplar la bondad de Dios mi salvador. Porque ha puesto la mirada en la humilde  sierva suya, y ved aquí el motivo por el que desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, pues ha hecho en mi favor cosas grandes y maravillosas el que es todo poderoso y su nombre infinitamente santo, cuya misericordia se extiende de generación en generación a todos cuantos le temen.

Extendió el brazo de su poder y disipó el orgullo de los soberbios, trastornando sus designios. Desposeyó a los poderosos y elevó a los humildes. A los necesitados los colmó de bienes y a los ricos los dejó sin cosa alguna. Exaltó a Israel, su siervo, acordándose de su Misericordia, como lo había prometido a nuestro padre Abraham y a toda su descendencia por siempre. Amén

Magnificat en Latín

Magnifícat anima mea Dóminum et exsutávit spíritus meus in Deo salutári meo. Quia repéxit humilitátem ancíllæ suæ: ecce enim ex hoc beátam me dicent omnes generatiónes, quia fecit mihi magna qui potens est: et santum nomen ejus, et misericórdia ejus a progénies timéntibus eum.

Fecit poténtiam in bráchio suo: dispérsit supérbos mente cordis sui: Depósuit poténtes de sede, et exaltávit húmiles. Esuriéntes impévit bonis: et diívites dimísit inánes. Suscépit Israël puérum suum recordátus misericordiæ suæ, sicut locútus est ad patres nostros, Abraham et sémini ejus in sæcula. Amen

 
Alma de Cristo (San Ignacio de Loyola), en Español y en Latín (Ánima Christi)

Alma de Cristo, santifícame.                             Anima Christi, santifíca me
Cuerpo de Cristo, sálvame.                               Corpus Christi, salva me
Sangre de Cristo, embriágame.                         Sanguis Christi, inébria me
Agua del costado de Cristo, lávame.                  Aqua láteris Christi, lava me
Pasión de Cristo, confórtame.                           Pássio Christi, confórta me 
¡Oh, mi buen Jesús, óyeme.                             O bone Jesu, exáudi me
Dentro de tus llagas, escóndeme.                     Intra tua vúlnera, abscónde me
No permitas que me aparte de Ti.                      Ne permíttas me sepári a te   
Del enemigo malo, defiéndeme.                         Ad hoste malígno, defénde me
En la hora de mi muerte, llámame.                     In hora mortis, meæ voca me
Y mándame ir a Ti.                                           Et jube me veníre ad te
Para que con tus santos te alabe.                     Ut cum Sanctis tuis laudem te
Por los siglos de los siglos. Amén                     In sæcula sæculórum. Amen

SALMOS PARA PEDIR A DIOS QUE NOS PROTEJA DE DEMONIOS O PERSONAS MALAS:

 

Salmo 3

Señor, cuán numerosos son los que me atribulan!

Muchos se insurreccionan contra mí

Muchos son los que dicen de mí: no hay para él salvación en Dios.

Mas tú, Señor, eres mi fuerza. Gloria mía, que levantas mi cabeza.

Con mi voz clamé al Señor, y me escuchó desde su Monte Santo.

Yo me acosté, y me dormí.

Me levanté, porque el Señor me sostiene.

No temeré los miles

Que en derredor acampan contra mí.

Levántate, Señor! Sálvame, Dios mío!

Porque Tú golpeaste en la quijada a todos mis contrarios

Rompiste los dientes de los malos.

En el Señor está la Salvación.

Venga tu Bendición sobre tu pueblo!

 

Salmo 3 en Latín

Dómine, quam multi sunt qui tribúlant me

multi insúrgunt adversum me.

Multi sunt qui de me dicúnt:

“Non est salus ei in Deo.”

Tu autem, Domine, clipeus meus es,

gloria mea, qui erigis caput meum.

Voce mea ad Dominum clamavi,

et exaudivit me de monte sancto suo.

Ego decubui et obdormívi:

exsurresi, quia Dominus susténtat me.

Non timebu milia populi,

quae in circuitu contra me consístunt.

Exsúrge, Dómine!

Salvum me fac, Deus meus!

Nam masillam percussíti

omnium adeversántium mihi

dentes peccatórum confregísti.

Penes Dominum est salus:

Super poplum tuum sit benedictio tua!

.

Salmo 139

Líbrame, Señor, del hombre malvado,

guárdame del varón violento:

De los que maquinan maldades en su corazón,

cada día suscitan contiendas.

Aguzan sus lenguas, como serpiente:

veneno de áspid debajo de sus labios.

Sálvame, Señor, de las manos del inicuo,

guárdame del varón violento:

Los que pretenden despeñar mis pasos,

soberbios, me esconden lazo.

Y tienden cuerdas como una red,

junto al camino me ponen celadas.

Digo al Señor: Tú eres mi Dios:

escucha, Señor, la voz de mi plegaria.

¡Señor Dios, poderoso amparo mío!

proteges mi cabeza en el día de la lucha.

No condesciendas, Señor, con los deseos del malvado,

no cumplas sus designios.

Levantan la cabeza los que me cercan;

caiga sobre ellos la malicia de sus labios.

Lluevan sobre ellos carbones encendidos:

arrójelos a la fosa porque no se levanten.

El varón deslenguado no durará en la tierra:

al varón violento de repente le alcanzarán desastres.

Se que el Señor devuelve su derecho al desvalido,

y hace justicia a los pobres.

Ciertamente, los justos alabarán tu Nombre,

los rectos habitarán en tu presencia.

 

Salmo 139 en Latín

Erípe me, Domine, ab hómine malo,

a viro violento custodi me:

Ab iis qui cogítant mala in corde,

omni die excítant lites,

Acuunt lenguas suas ut serpens;

venenum aspídum sub labiis eorum. 

Salva me, Dómine, a maníbus iníqui,

a viro violento custodi me:

Qui cogitant evertére gressus meos,

supérbi abscóndunt laquéum míhi,

Et fúnes exténdunt ut réte,

iuxta viam tendículas collocant mihi.

Díco Dómino: Deus meus es tu;

auscúlta, Domine, vocem obsecratiónis meæ.

Dómine, Deus, potens auxilium meum!

tefis caput meum die pugnæ.

Ne concesséris, Domine, desidéria iniqui,

noli implére consélia eius.

Extéllunt capút qui me circúmdant:

malitia labiórum eórum obruat eos.

Pluat super eos carbones ignítos;

in foveam deicíat eos, ne resúrgant.

Vir linguæ malæ non durábit in terra:

virum violentum repente capient mala.

Novi Dominum ius reddere egeno,

iustitiam paupéribus.

Profecto iusti celebrabunt nome tuum,

recti habitabunt in conspectu tuo.

 

Salmo 140

Señor, a Ti clamo: socórreme prontamente;

escucha mi voz cuando a Ti clamo.

Suba a Ti mi oración como el incienso,

la elevación de mis manos

como el sacrificio vespertino.

Pon, Señor, guarda a mi boca,

centinela a la puerta de mis labios.

No inclines mi corazón a cosa mala,

A perpetrar impíamente delitos;

Ni con los varones que obran maldad

comeré jamás de sus opíparos manjares.

Hiérame el justo: esto es piedad;

repréndame; es óleo en la cabeza,

Que no lo rehusa mi cabeza;

mas siempre oraré en sus desgracias.

Deslizáronse junto a la rocas sus caudillos,

y oyeron cuán blandas eran mis palabras.

Como cuando uno surca y hiende la tierra,

se esparcieron sus huesos en las fauces del sepulcro.

Pues a Ti, Señor Dios, se vuelven mis ojos,

a Ti me refugio; no pierdas mi alma

Guárdame del lazo que me han puesto,

y de las celadas de los malhechores.

Caigan juntos en sus propias redes los impíos,

mientras yo salgo incólume.

 

Salmo 140 en Latín

 Dómine, clamo ad te: cito succurre mihi

ausculta vocem meam, cum ad te clamo.

Dirigatur ad te oratio mea sicut incensum,

elatio manuum mearum

ut sacrificium vespertinum.

Pone, Domine, custodiam ad os meum,

excúbias ad ostium labiórum meorum.

Ne inclinaveris cor meum ad rem malam,

ad impíe patránda facinóra;

Neque cum viris iníqua agentíbus

vescar unquam lautis cibis forum.

Percútiat me justus: hæc piétas est;

incrépet me: oleum est capítis,

Quod non recusábit caput meum,

sed símper orábo sub mális eórum.

Demíssi sunt iúxta pétram principes eórum,

et audiérunt, quam lenia essent verba mea.

Ut cum terram quis sulcat et  findit,

sparsa sunt ossa eorum ad fauces inferni.

 Nam ad te, Dómine Deus, convertúntur oculi mei;

ad te confugio: ne perdidéris ánimam meam.

Custódi me a laqueo, quem posuérunt mihi,

et a tendículis agéntium iníqua.

Cádant in retia sua impíi símul,

dum ego salvus evádam.

Señor Jesucristo, Verbo de Dios Padre,
Dios de toda criatura
que diste a tus santos Apóstoles la potestad
de someter a los demonios en tu nombre
y de aplastar todo poder del enemigo;
Dios santo,
que al realizar tus milagros
ordenaste: “huyan de los demonios”;
Dios fuerte,
por cuyo poder
Satanás, derrotado,
cayó del cielo como un rayo;
ruego humildemente con temor y temblor
a tu santo nombre
para que fortalecido con tu poder,
pueda arremeter con seguridad contra el espíritu maligno
que atormenta a esta criatura tuya.
Tú que vendrás a juzgar al mundo por el fuego purificador
y en él a los vivos y los muertos.
Amén.

 

El exorcista puede añadir también otras oraciones, como por ejemplo “En el nombre
de Jesucristo…” (Apéndice II, 7), “Bajo tu amparo” (Apéndice II, 8), “San Miguel
Arcángel…” (Apéndice II, 9), “Príncipe gloriosísimo…” (Apéndice II, 6).

 

Ritos iniciales

 

40. El sacerdote exorcista accede al lugar de la celebración, con los ornamentos
adecuados que, según la costumbre será el alba, o el sobrepelliz sobre la
vestidura talar, y la estola morada. Hecha la debida reverencia al altar o, faltando
éste, a la cruz, se encamina a la sede. El sacerdote y los fieles hacen la señal de
la cruz de la manera habitual:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
-Todos responden-
Amén.

 

Luego el exorcista saluda a los fieles extendiendo las manos:

Dios, Padre omnipotente
que quiere que todos los hombres se salven
esté con todos ustedes.
Todos responden:
Y con tu espíritu.

O bien:

El Señor esté con ustedes.
Todos responden:
Y con tu espíritu.

Entonces, el sacerdote puede preparar al fiel atormentado por el diablo y a los demás
presentes con delicada humanidad a través de breves palabras.

 

41. Si fuera oportuno, el exorcista bendice el agua, diciendo con las manos juntas
una de las siguientes oraciones:

Dios, que para la salvación del género humano,
hiciste brotar de las aguas el sacramento de la nueva vida,
escucha, con bondad, nuestra oración
e infunde el poder de tu bendición X sobre esta agua,
para que sirviendo a tus misterios,
asuma el efecto de la divina gracia
que espante los demonios y expulse las dolencias
y así, al ser rociados, tus fieles sean liberados de todo daño;
que en el sitio que será aspegido con esta agua,
no resida el espíritu del mal y se alejen todas las insidias del oculto enemigo;
haz que tus fieles,
manteniéndose firmes por la invocación de tu santo nombre
sean libres de todas las asechanzas.
Te lo pedimos, por Cristo, nuestro Señor.
-Todos responden-
Amén.

 

42. O bien:

Dios todopoderoso,
fuente y origen de la vida del alma y del cuerpo,
bendice X esta agua,
que vamos a usar con fe para implorar el perdón de nuestros pecados
y alcanzar la ayuda de tu gracia
contra toda enfermedad y asechanza del enemigo.
Concédenos, Señor, por tu misericordia,
que las aguas vivas siempre broten salvadoras,
para que podamos acercarnos a ti con el corazón limpio
y evitemos todo peligro de alma y cuerpo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
-Todos responden-
Amén.

 

43. Si se hace la mezcla de la sal, en la bendición del agua, el exorcista la bendice diciendo:

Te suplicamos, Dios todopoderoso,
que bendigas ? en tu bondad esta sal creada por ti.
Tú mandaste al profeta Eliseo
arrojarla en el agua estéril para hacerla fecunda.
Concédenos, Señor,
que al recibir la aspersión
de esta agua mezclada con sal
nos veamos libres de los ataques del enemigo,
y la presencia del Espíritu Santo nos proteja siempre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
-Todos responden-
Amén.

Luego mezcla la sal con el agua, sin decir nada.

 

44. Luego, el exorcista, asperge con el agua bendita al fiel atormentado, a los presentes y al lugar, diciendo:

 

Esta es el agua que Dios ha bendecido.
Que ella sea para nosotros fuente de salvación y de vida.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
-Todos responden-
Amén.

O bien dice el sacerdote:

Que esta agua nos recuerde que hemos sido bautizados
y con ella, hagamos memoria de Jesucristo,
que nos redimió con su muerte y resurrección.
-Todos responden-
Amén.

 

 

Súplica litánica

 

45. Después el exorcista, con estas u otras palabras semejantes, se dirige a los
presentes y los invita a la oración:

Queridos hermanos,
supliquemos intensamente la misericordia de Dios
para que movido por la intercesión de todos los santos
atienda bondadosamente la invocación de su Iglesia
a favor de nuestro hermano(a) N.
que sufre gravemente.

 

46. Enseguida el exorcista y los fieles, en la medida de las posibilidades, se
arrodillan. Quien preside la celebración u otra persona comienza las letanías.
Pueden agregarse, en el lugar correspondiente, algunos nombres de santos o
santas (por ejemplo, del patrono del lugar, del fiel atormentado, etc.) y también
alguna intención especialmente apta para la situación. Quienes participan se
unen en las respuestas comunes.

 

Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Santa María, Madre de Dios, ruega por él (por ella).
San Miguel, Gabriel y Rafael, rueguen por él (por ella).
Todos los santos Ángeles de Dios, rueguen por él (por ella).
San Elías, ruega por él (por ella).
San Juan Bautista, ruega por él (por ella).
San José, ruega por él (por ella).
Todos los santos Patriarcas y Profetas, rueguen por él (por ella).
Santos Pedro y Pablo, rueguen por él (por ella).
San Andrés, ruega por él (por ella).
Santos Juan y Santiago, rueguen por él (por ella).
Todos los santos Apóstoles y Evangelistas, rueguen por él (por ella).
Santa María Magdalena, ruega por él (por ella).
Todos los santos Discípulos del Señor, rueguen por él (por ella).
San Esteban, ruega por él (por ella).
San Lorenzo, ruega por él (por ella).
Santas Perpetua y Felicidad, rueguen por él (por ella).
Todos los santos Mártires, rueguen por él (por ella).
San Gregorio, ruega por él (por ella).
San Ambrosio, ruega por él (por ella).
San Jerónimo, ruega por él (por ella).
San Agustín, ruega por él (por ella).
San Martín, ruega por él (por ella).
San Antonio, ruega por él (por ella).
San Benito, ruega por él (por ella).
Santos Francisco y Domingo, rueguen por él (por ella).
Santos Ignacio (de Loyola) y Francisco (Javier), rueguen por él (por ella).
San Juan María (Vianney), ruega por él (por ella).
Santa Catalina (de Siena), ruega por él (por ella).
Santa Teresa de Jesús, ruega por él (por ella).
Todos los Santos y Santas de Dios, rueguen por él (por ella).
Muéstrate propicio, líbranos (líbralo[a]), Señor.
De todo mal, líbranos (líbralo[a]), Señor.
De todo pecado, líbranos (líbralo[a]), Señor.
De las insidias del diablo, líbranos (líbralo[a]), Señor.
De la muerte eterna, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu nacimiento, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu santo ayuno, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu cruz y tu pasión, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu muerte y sepultura, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu santa resurrección, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu admirable ascensión, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por la venida del Espíritu Santo, Paráclito, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
Tú que por nosotros fuiste tentado por el diablo, ten piedad de nosotros.
Tú que libraste a los atormentados de los espíritus inmundos, ten piedad de
nosotros.
Tú que diste a tus discípulos el poder sobre los demonios, ten piedad de
nosotros.
Tú que sentado a la derecha del Padre intercedes por nosotros, ten piedad de
nosotros.
Tú que vendrás a juzgar a vivos y muertos, ten piedad de nosotros.
Nosotros, que somos pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que nos perdones, te rogamos, óyenos.
Para que nos indultes, te rogamos, óyenos.
Para que nos confortes y conserves en tu santo servicio, te rogamos, óyenos.
Para que eleves nuestras mentes hacia deseos celestiales, te rogamos, óyenos.
Para que concedas a tu Iglesia servirte con plena libertad, te rogamos, óyenos.
Para que le concedas la paz y la verdadera concordia a todos los pueblos, te
rogamos, óyenos.
Para que nos escuches, te rogamos, óyenos.
Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos,
Cristo, escúchanos.

 

47. Concluidas las letanías, el exorcista dice, de pie, la siguiente oración:

Señor y Dios nuestro,
a quien pertenece compadecerse siempre y perdonar,
escucha nuestra súplica
para que la compasión de tu misericordia
libere a este servidor tuyo N. (servidora tuya N.)
que está sujeto(a) por las cadenas del dominio diabólico.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos responden:
-Amén-

Todos se ponen de pie. 

 

48. O bien:

Dios y Padre nuestro,
que nos ves quebrantados por nuestra fragilidad,
te rogamos suplicantes
por este hermano nuestra N. (hermana nuestra N.),
para que apartes de él (ella) el espíritu del mal
y lo (la) restituyas a la plena libertad de tus hijos
para que así, te alabe siempre
con la multitud de tus santos.
Por Cristo, nuestro Señor.
-Todos responden-
Amén.

Todos se ponen de pie.

 

 

Oración con salmos

 

49. Después el exorcista puede recitar, según las circunstancias, uno o varios salmos, o bien algunos versículos o estrofas escogidas. Aquí se propone un solo salmo pero pueden añadirse otros, según los textos indicados en el capítulo II. Los salmos pueden ser introducidos con una sentencia neotestamentaria y concluidos con una oración, tal como puede verse a continuación. Quienes están presentes en la celebración pueden participar de los modos acostumbrados en la Liturgia para la oración con salmos.


50. Salmo 90:

Bajo la protección del Altísimo
Les he dado poder de caminar sobre serpientes y para vencer todas las fuerzas del
enemigo. (Lc. 10,19)
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
Tú que vives al amparo del Altísimo
y resides a la sombra del Todopoderoso,
di al Señor: «Mi refugio y mi baluarte,
mi Dios, en quien confío».
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
Él te librará de la red del cazador
y de la peste perniciosa;
te cubrirá con sus plumas,
y hallarás un refugio bajo sus alas.
No temerás los terrores de la noche,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que acecha en las tinieblas,
ni la plaga que devasta a pleno sol.
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
Aunque caigan mil a tu izquierda
y diez mil a tu derecha,
tú no serás alcanzado:
su brazo es escudo y coraza.
Con sólo dirigir una mirada,
verás el castigo de los malos,
porque hiciste del Señor tu refugio
y pusiste como defensa al Altísimo.
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
No te alcanzará ningún mal,
ninguna plaga se acercará a tu carpa,
porque hiciste del Señor tu refugio
y pusiste como defensa al Altísimo
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
Ellos te llevarán en sus manos
para que no tropieces contra ninguna piedra;
caminarás sobre leones y víboras,
pisotearás cachorros de león y serpientes.
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
«Él se entregó a mí, por eso, yo lo glorificaré;
lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
me invocará, y yo le responderé. Estaré con él en el peligro,
lo defenderé y lo glorificaré;
le haré gozar de una larga vida
y le haré ver mi salvación».
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
R. Tú eres, Señor, mi refugio.

Oración:

Señor, tú eres nuestra defensa y nuestro refugio;
te pedimos que libres a tu hijo(a) N.
de la trampa de los demonios
y de la palabra cruel de los perseguidores.
Protégelo(a) bajo la sombra de tus alas
rodéalo(a) con el escudo de tu fortaleza
y muéstrale la clemencia de tu salvación.
Por Cristo, nuestro Señor.
-Todos responden-
Amén.

 

51. A continuación el exorcista proclama el Evangelio; todos lo escuchan de pie.
Puede tomarse también una perícopa de las propuestas en el capítulo II (nn.76-80).


52. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, según san Juan 1,1-14:

Al principio existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
Él no era luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera
que, al venir a este mundo,
ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo,
y el mundo fue hecho por medio de ella,
y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos,
y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre,
ni por obra de la carne,
ni de la voluntad del hombre,
sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos visto su gloria,
la gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.

 

 

Imposición de las manos

 

53. Luego, el exorcista impone las manos sobre la cabeza del fiel atormentado mientras dice:

Hágase tu Voluntad, Señor, sobre nosotros
del modo como todos esperan de ti.
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.

Envía tu Espíritu y las cosas serán creadas, y renovarás la faz de la tierra.
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.

Salva a tu siervo(a) que espera en ti, Dios mío.
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.

Sé para él (ella), Señor, una torre de fortaleza frente al enemigo,
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.

Que el enemigo no se aproveche de él (ella), y que el hijo de la impiedad no añada
más dolor.
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.

Envíale, Señor, tu auxilio y cuídalo desde tu morada.
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.

 

Símbolo de fe o promesas bautismales

 

El exorcista invita a profesar la fe. Si se usa para ello el Símbolo, se invita a recitarlo
con las siguientes palabras:

Profesemos nuestra fe, que es la victoria que vence al mundo.
Si se emplean las renuncias y promesas bautismales, se dice:
Renovemos ahora las promesas de nuestro bautismo, con las cuales, un día,
renunciamos a Satanás y a sus obras y prometimos servir a Dios en la santa Iglesia
católica.

 

Primera forma.
Todos juntos recitan el Símbolo:

Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
-En las palabras que siguen, hasta “María Virgen”, todos se inclinan.-
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén.

O bien:

Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta “se hizo hombre”, todos se inclinan.
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.

 

56. Otra forma:

Exorcista:
¿Renuncian a Satanás?

Todos:
Sí, renuncio.

Exorcista:
¿Renuncian a todas sus obras?

Todos:
Sí, renuncio.

Exorcista:
¿Renuncian a todas sus vanidades?

Todos:
Sí, renuncio.

Exorcista:
¿Renuncian al pecado, para vivir en la libertad de los hijos de Dios?

Todos:
Sí, renuncio.

Exorcista:
¿Renuncian a las seducciones de la iniquidad, para que no los domine el pecado?

Todos:
Sí, renuncio.

Exorcista:
¿Renuncian a Satanás, que es el autor y el príncipe del pecado?

Todos:
Sí, renuncio.

Exorcista:
¿Creen en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra?

Todos:
Sí, creo.

Exorcista:
¿Creen en Jesucristo,
su único Hijo, nuestro Señor,
que nació de la Virgen María,
padeció y fue sepultado,
resucitó de entre los muertos
y está sentado a la derecha del Padre?

Todos:
Sí, creo.

Exorcista:
¿Creen en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la Vida eterna?

Todos:
Sí, creo.

 

57. Luego el exorcista introduce a la oración del Señor diciendo con las manos juntas:

 

Unidos como hermanos y junto a N., invoquemos a Dios como Jesucristo nos enseñó
para que Él nos libre de todo mal.

O bien:

No sabemos orar como conviene, pero el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad y
Él mismo interpela y ruega a Dios por nosotros. Movidos por el Espíritu digamos
juntos:
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación
y líbranos el mal.
Junta las manos y los presentes concluyen la oración aclamando:
Porque tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria,
por siempre, Señor.

 

Señal de la cruz.

 

58. Luego el exorcista muestra la cruz y, con ella, bendice al fiel atormentado mientras
dice:

Ante la Cruz de nuestro Señor
aléjense de aquí,
todas las fuerzas enemigas.

O bien:

Por medio del signo de la Cruz,
nuestro Señor te libre del enemigo.

O bien:

La santa Cruz sea, para ti, luz y vida.
Soplo.

 

59. Si parece conveniente, el exorcista sopla sobre el rostro del fiel atormentado,
diciendo:
Con el Espíritu de tu boca, Señor
expulsa los espíritus malignos,
mándales alejarse
porque se aproxima tu Reino.

 

 

Oración del exorcismo

 

60. Luego el exorcista pronuncia la fórmula deprecativa del exorcismo mayor (n.61). Si es oportuno también añade la fórmula imperativa. Otras fórmulas tanto deprecativas como imperativas, se proponen en el capítulo II, nn.81-84

 

61. Fórmula deprecativa:

Dios, creador y defensor del género humano,
dirige tu mirada sobre este siervo tuyo (sierva tuya) N.
a quien formaste a tu imagen
y llamas a ser partícipe de tu gloria.
El antiguo adversario lo (la) atormenta cruelmente,
lo (la) oprime con fuerte violencia
y lo (la) inquieta con cruel terror.
Envía sobre él (ella) tu Espíritu Santo
para que lo (la) haga fuerte en la lucha
le enseñe a rogar en la tribulación
y lo (la) defienda con su poderosa protección.
Escucha, Padre santo,
el gemido de tu Iglesia suplicante;
no permitas que tu hijo (hija)
sea poseída por el padre de la mentira;
no dejes que este servidor (servidora)
a quien Cristo redimió con su Sangre
sea retenido (retenida) por la cautividad del diablo;
impide que el templo de tu Espíritu
sea inhabitado por los espíritus inmundos.
Escucha, Dios misericordioso,
la oración de la bienaventurada Virgen María,
cuyo Hijo, muriendo en la Cruz,
aplastó la cabeza de la antigua serpiente
y encomendó a la Madre todos los hombres como hijos.
Que resplandezca en este siervo tuyo (sierva tuya) la luz de la verdad
entre en él (ella) el gozo de la paz,
lo (la) posea el Espíritu de la paz
y llenando su corazón le dé la serenidad y la paz.
Escucha, Señor. la oración de San Miguel Arcángel
y de todos los ángeles que te sirven.
Dios de todo bien, impide decididamente la acción diabólica;
tú que eres la fuente de la verdad y del perdón,
expulsa las falaces insidias del diablo;
Señor de la libertad y de la gracia,
desata los lazos de la perversidad.
Tú que amas y salvas al hombre
que escuchas paternalmente la oración de los apóstoles Pedro y Pablo
y de todos los santos que con tu gracia vencieron las asechanzas del Maligno.
Libra a este siervo tuyo (esta sierva tuya)
de toda potestad ajena
y custodia la firmeza que necesita.
para que restituido (restituida) a la serenidad espiritual
te ame de corazón y te sirva con sus obras,
te glorifique con sus alabanzas y te celebre con su vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
-Y todos responden-
Amén.

 

62. Fórmula imperativa

Te declaro anatema, Satanás, enemigo de la salvación humana;
reconoce la justicia y la bondad de Dios Padre,
que, con justo juicio, condenó tu soberbia y tu envidia:
apártate de este siervo (esta sierva) N.,
a quien Dios hizo a su imagen,
colmó con sus dones
y adoptó como hijo (hija) de su misericordia.
Te conjuro, Satanás, príncipe de este mundo:
reconoce el poder y la fuerza de Jesucristo,
que te venció en el desierto,
superó tus insidias en el Huerto,
te despojó en la Cruz,
y resucitado del sepulcro
transfirió tus trofeos al reino de la luz:
retírate de esta criatura N.,
a la cual Cristo al nacer hizo su hermano (hermana)
y al morir lo (la) redimió con su Sangre.
Te conjuro, Satanás, que engañas al género humano,
reconoce al Espíritu de la verdad y de la gracia
que repele tus insidias y confunde tus mentiras.
Sal de N., criatura plasmada por Dios,
a quien el mismo Espíritu marcó con su sello poderoso;
retírate de este hombre (esta mujer),
a quien Dios hizo templo sagrado
con una unción espiritual.
Por eso, retírate, Satanás,
en el nombre del Padre X, y del Hijo X, y del Espíritu X Santo;
retírate por la fe y la oración de la Iglesia;
retírate por la señal de la santa Cruz,
de nuestro Señor Jesucristo,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
-Todos responden-
Amén.

OREMOS:


“En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, invoco a todos los Ángeles y a los Santos. Me dirijo a ti bendita Virgen María Madre Santísima, Reina de toda la Creación. Te pido tu bendición, tu protección y tu Intercesión. Invoco la protección y ayuda de San Miguel, el Arcángel líder de los Ejércitos Celestiales; de todos los Arcángeles y Ángeles. Me uno a la alabanza, adoración y gloria dada a nuestro Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Invoco en el Nombre de Jesús la bendición, protección, y ayuda de todos los Patriarcas, los Profetas, los Confesores, y las vírgenes y mártires; los discípulos de Jesús, los Apóstoles y de todos los Santos que han existido y que existen.

En el Nombre de Jesús entro en comunión con la Santa Iglesia de Cristo. Ratifico mi fe en el Santo Nombre de Jesús y en Su Preciosa Sangre. En el Nombre de Jesús renuncio al pecado, renuncio a Satanás y a sus trabajos de maldad; me entrego totalmente a Jesucristo para la Gloria de Dios. 

Dios Padre Todopoderoso Creador de los Cielos y de la Tierra, de todo lo invisible e invisible. Padre amadísimo: en unión con la Virgen María, los Ángeles y los Santos te hablo humildemente en el Nombre de Jesús; te exalto y magnifico por tu grandeza inigualable; te alabo por todas tus perfecciones y atributos. Te adoro y te doy gracias por el regalo de mi vida; por permitirme estar en tu Presencia Santa. Padre amado conoces mi intención; sabes que somos oprimidos por aquellos espíritus rebeldes que nos incitan al pecado y que nos hacen estar lejos de ti. Señor, yo he pecado por mi propio deseo, y te confieso mi culpa, por favor borra las huellas de mi pecado y acepta mi Oración en el Santo Nombre de Jesús. 

Señor Dios Todopoderoso en el Nombre de Jesús te pido mi liberación y la liberación de todos los que sienten la influencia del Maligno en sus vidas. En el Santo Nombre de Jesús cúbreme con su Preciosa Sangre, libérame Señor y libera a este pueblo, libera a este pueblo que escucha esta Oración. Señor Dios supremo Rey del universo, Padre de todos los espíritus ¡te alabo y te doy gracias por haberme enseñado la grandeza del Santo Nombre de tu Hijo Jesús! Me arrodillo en unión con toda rodilla en el Cielo, en la Tierra y debajo de la Tierra y confieso con toda lengua que Jesús es el Señor para tu Gloria oh Dios Omnipotente. Padre amado, te exalto y te alabo por tu generosidad con la raza humana, por aceptar el Sacrificio de tu amadísimo Hijo nuestro Señor Jesucristo, en reparación de todos nuestros pecados. Por permitir que la Preciosa Sangre de Cristo lave nuestras almas, y nos purifique de nuevo en tu Santa Imagen. 

Bendito seas Dios Padre Misericordioso, que nos has enviado a tu Hijo para que a través de su Preciosa Sangre podamos ser salvados del pecado y liberados de nuestro Enemigo el Demonio. Padre amado, por el Poder del Santo Nombre de Jesús y de su Preciosa Sangre libérame Señor de todo espíritu maligno que tenga influencia sobre mi, desátame Señor de las cadenas que me unen a la maldad ¡libérame Señor y libera a este pueblo!, libera a todos los que están escuchando esta Oración. Separa al Enemigo de mi vida y arrójalo fuera de mí, expúlsalo Señor en el Santo Nombre de Jesús. 
Cúbreme con tu Preciosa Sangre, y libera Señor a tu pueblo, libera a tus hijos. Dios Padre Todopoderoso: en el Santo Nombre de Jesús te pido que gane esta batalla, tengo fe en tu Poder, alabo tu Majestad y exalto tu Autoridad. Exalto tu Autoridad sobre el Enemigo; confío totalmente en que tú estás haciendo este trabajo para mi salvación y la salvación de aquellos por quienes rezo. Libera Señor, suspende para siempre la opresión del Maligno; establece tu dominio, ahuyenta con tu Preciosa Sangre a todos tus enemigos ¡revela tu Gloria! 

Cristo ha vencido al Demonio en la Cruz ¡saca al enemigo fuera de mi vida para tu honor y gloria! En el Santo Nombre de Jesús cúbreme con tu Preciosa Sangre Jesús, libera a tu pueblo ¡libéralo Señor! 
Señor Jesús, me arrepiento de todos los pecados que he cometido a lo largo de mi vida y te pido perdón. Señor pasa por toda mi vida desde el momento de mi concepción, y sáname del amor que me pudo haber faltado ¡lléname de tu amor!, bendice a mis padres antes de mi nacimiento, y bendice los padres de los que están escuchando esta Oración; borra cualquier lujuria que haya habido en ellos y purifícalos con tu Preciosa Sangre. Oh Dios Omnipotente que LO PUEDES TODO, bendice nuestra niñez, bendice nuestra vida desde nuestros comienzos, bendice nuestra juventud, bendice a lo largo de toda mi vida y hazte presente con autoridad para librarme de cualquier influencia diabólica que me haya perturbado o que aún esté presente en mi vida. Bendice y libera a estos que están oyendo esta Oración. Limpia nuestras almas para que quedemos blancos como la nieve; Señor Jesús libérame de cualquier resentimiento que lleve en mi corazón contra cualquier miembro de mi familia, cualquier persona que yo haya conocido a lo largo de mi vida, en tu Santo Nombre cubre con tu Preciosa Sangre, libérame Señor y libera a tu pueblo.

Libera Señor de cualquier resentimiento que yo tenga en contra mía por todos mis errores y torpezas, por todas mis fallas y caídas ¡saca Señor todas mis frustraciones en tu Santo Nombre y cúbrenos con tu Preciosa Sangre y libéranos Señor! Sana Señor de cualquier resentimiento que llevemos en contra tuya por habernos sentido ofendidos con nuestro destino, el cual es tu Santa Voluntad. En tu Santo Nombre cúbrenos con tu Preciosa Sangre y libéranos Señor. 

Señor Jesús vengo humildemente ante tu cuerpo Crucificado, ahí donde tu recibiste todas las consecuencias de nuestro pecado, nuestras enfermedades y nuestras debilidades y la muerte. Señor Jesús en tu Santo Nombre humildemente imploro tu Misericordia, y te pido por los méritos de tu Pasión, agonía y muerte, y por los méritos y las penas del Inmaculado Corazón de María que nos sanes, y que sanes a estos enfermos que están postrados en Oración, escuchando esta Oración. Ten compasión de nosotros, ten compasión de ellos y no tengas en cuenta nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia.
Señor Jesús, tú eres el mismo ayer, hoy y siempre, en tu Santo Nombre te pido que pases con tu mano Santa sanando nuestras dolencias, ungiéndonos con tu Espíritu. Tu conoces nuestros problemas, sabes cuáles son nuestras enfermedades, sabes que enfermedades tienen ellos ¡sánalos Señor! ¡Sánanos Jesús! que en tu Santo Nombre Glorioso queden sanos en este momento.

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